Читать книгу Apuntes de Historia de la Iglesia 6. Edad Contemporánea - Siglo XX онлайн

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El Estado no disponía de capital para de algún modo indemnizar a la nobleza terrateniente, y asumir él la propiedad para adjudicar tierras al campesinado por módicas rentas anuales. A los reformadores del gobierno les disgusta el planteamiento de una liberación sin conceder tierras, pues temen que surja un inmenso proletariado sin tierra, fuente de interminables conflictos.

Finalmente, Alejandro II da en 1861 el decreto de abolición de la servidumbre de la gleba. Entrega tierras al campesino, pero con fuertes contraprestaciones al antiguo señor y al Estado, e implanta la libre contrata del trabajador por la pura ley de la oferta y la demanda. Despertó enorme hostilidad entre los campesinos. La nueva ley imponía, con algunos atenuantes, el individualismo liberal de Occidente a un campesinado que desde antiguo gestionaba solidariamente (cada aldea era presidida por su mir o asamblea de ancianos) los pagos de las rentas al señor, las necesidades del lugar y el reparto de las tierras entre las familias de la aldea.

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