Читать книгу La democracia a prueba. Elecciones en la era de la posverdad онлайн
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Así, no hay ninguna casilla que no sea fruto del acuerdo de un consejo distrital con presencia de los partidos políticos. Éstos y los candidatos independientes pueden darle seguimiento puntual a cada mesa de votación, conocen los nombres de los ciudadanos que la integrarán, saben cuáles y cuántos son los votantes que pueden sufragar ahí y pueden mantenerse atentos al traslado de los paquetes electorales que van desde las sedes distritales del INE hasta los domicilios de los respectivos presidentes de casilla. En suma, no hay una sola decisión o procedimiento de logística electoral que no sea conocido por todos los contendientes y que no pueda ser observado por cada uno de ellos.
El Estado, con funcionarios de carrera y especialistas en la materia electoral, converge con ciudadanos de a pie encargados de tomar las decisiones más importantes, de encontrar y capacitar a otros ciudadanos que reciben y cuentan los votos que después serán computados por otros ciudadanos que suman cada acta de cada casilla y emiten la declaración de validez de los comicios. Todos acompañados, vigilados y observados a cada paso por los partidos políticos.