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Para Sabina y Blas

EL ATRAPASUEÑOS


Atrapasueños estaba deprimido porque los habitantes de la casa lo habían olvidado. En la mudanza se llevaron todo, menos algunos triques viejos, entre ellos, él. No podía creer que, después de tantos años de servicio atrapando sus más íntimos sueños, lo hubieran abandonado. Pero todavía no perdía la esperanza, imaginaba que regresarían por él algún día. Se negaba a aceptar su realidad, a pesar de que sus dueños se habían marchado desde hacía mucho tiempo.

Sin sueños que atrapar su vida no tenía sentido. Entonces pensó en sus orígenes:

«Soy un atrapasueños, estoy hecho de piel, madera de sauce, hilo, piedras y plumas. Soy un instrumento de la medicina chamánica, mi misión es tomar los sueños buenos en mis hilos y filtrar los malos para que se disuelvan en el vacío del gran misterio. Mis ancestros provienen de tribus indias del norte de América, pero hoy mi símbolo se profanó.

«Aunque en esencia soy un verdadero atrapasueños, me fabricaron y vendieron como un mero adorno. Así llegué a esta casa y a este penoso olvido».

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