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¿Qué lugar ocupa España en el conjunto de la Unión Europea al terminar el segundo decenio del siglo xxi? El cuadro 2 ofrece datos reveladores para saberlo, aportando también información complementaria referida, por una parte, a Reino Unido –ya fuera del club–, Estados Unidos y Japón, y, por otra, a países que, sin ser aún miembros, han expresado su deseo de incorporarse a la Unión Europea.

Segundo país de la Unión Europea por superficie territorial y cuarto por número de habitantes, España ocupa también este último puesto por la cuantía total de su producción económica, medida esta por el valor al que asciende el producto interior bruto (siguiendo la metodología que emplea la Unión Europea para homogeneizar las magnitudes en términos de poder adquisitivo: la unidad de cuenta artificial PPS, Purchasing Power Standard –consúltese, al final del capítulo, ssss1 –, que es también la que se utiliza para repartir los fondos europeos).

Esos destacados lugares se pierden, sin embargo, cuando se efectúa la comparación en el dominio de la renta por habitante, esto es, cuando lo que se maneja es el cociente de las magnitudes que miden el valor de lo producido y la dimensión demográfica: la última columna del cuadro 2 sitúa a España en una posición modesta en el conjunto: en el decimocuarto lugar entre los 27 países comunitarios, llamando la atención que por delante aparecen no solo los países que nos han servido de referencia en el curso del tiempo (Alemania, casi un 25 por 100 más rico, Francia o Italia), sino también ahora la República Checa, un país que hace apenas tres decenios se encontraba a mucha distancia del nivel de España pero que ha aprovechado la integración en la Unión Europea (2004) para alentar un rápido proceso de modernización y crecimiento.