Читать книгу Pensamiento y Economía en Libertad. Ensayos en homenaje al profesor Carlos Rodríguez Braun онлайн

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No obstante, en todo ese proceso las responsabilidades están compartidas pues, por cómodo que pueda resultar, la culpa de todo no es de los políticos (otra variante del “chivo expiatorio”). No se trata sólo de los objetivos de maximización del poder (cuantía y tiempo) por parte de los gobernantes, sino que se produce un consenso ciudadano bien por dejación, comodidad o confusión. Para que los dirigentes, los políticos, violen la libertad, los ciudadanos deben dejar que se la arrebaten y permitir perderla poco a poco, a trozos (“decía David Hume que la libertad no se pierde toda de una vez”), lo que es posible porque las personas cada vez la apreciamos menos. Y un potente catalizador de tal proceso es el miedo, manifestado en la historia de forma notable, especialmente en las prósperas democracias, en las guerras o revoluciones y en las pandemias (las pestes de la antigüedad). Sin embargo, Carlos aporta una doble condición al miedo como parte sustantiva de la naturaleza humana, por cuanto cierta prudencia, precaución, cierto vértigo a lo desconocido o, como decimos en economía, cierta aversión al riesgo también puede ser útil e inducirnos a tomar decisiones más sensatas, equilibradas y atinadas; lo mismo que el miedo a la libertad puede inducirnos o animar su defensa cuando tememos perderla, o a tomar conciencia de su valor e importancia tanto cuando tememos su ausencia como cuando evaluamos sus costes, es decir, nuestras responsabilidades.

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