Читать книгу Manual práctico de criminología aplicada. Contiene Formularios de Informes y Dictámenes онлайн

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Todo ello ha facilitado la profesionalización de la técnica, encomendándose la labor del perfilado a expertos asociados y/o dependientes de las fuerzas de seguridad de la mayoría de los países avanzados, quienes apoyan en las tareas de asesoramiento conductual a los equipos de investigación. La profesionalización del perfilado criminal ha supuesto el establecimiento de unos estándares mínimos en cuanto a la formación de los expertos dedicados a la tarea del perfilado, así como una serie de competencias personales necesarias y un itinerario de formación específica para ocupar puestos como analistas de comportamiento en las fuerzas de seguridad. Todo ello representa una garantía para la propia técnica, que se ve así fortalecida no sólo por la validación de sus procedimientos y metodologías, sino por la competencia profesional y personal de quienes desarrollan sus funciones en estas unidades.

Pero ¿qué aportan las técnicas de perfilado criminal que no se obtenga ya a través de los métodos tradicionales de la investigación criminal u operativa? Conviene no confundir ambas disciplinas pues el objeto principal de cada una de ellas es diferente en sí mismo. No hay que olvidar que el objetivo de un investigador policial es la identificación del delincuente, su aseguramiento y su puesta a disposición de los agentes jurídicos, que son los que iniciarán y seguirán, o no, el proceso que conduzca a recabar la verdad de lo sucedido y a condenar, o no, al sospechoso. Para ello, el investigador policial ha de comprobar todas las líneas de investigación al objeto de determinar, mediante la evidencia física, la continuidad de cada una de ellas. Otra característica propia de la investigación criminal es que el móvil o motivación del hecho no es imprescindible para la imputación del delito a un sujeto concreto aunque es importante, arroja luz sobre el crimen y ayuda a entenderlo y a contextualizarlo de manera apropiada. En cambio, la motivación es indispensable para el analista de comportamiento, ya que es una de las bases fundamentales para establecer las hipótesis más apropiadas sobre lo sucedido, ayuda a explicar e interpretar la escena y es determinante para inferir posibles características del autor del hecho. Para ello, el análisis de la evidencia física no es más que un procedimiento para poder interpretar los comportamientos desplegados en la escena e identificar la cronología de los mismos. No olvidemos que el objetivo último del perfilador no es la identificación del delincuente sino servir de apoyo y asesoramiento al investigador en el proceso de toma de decisiones. Si bien comentábamos que es obligación del investigador comprobar todas las líneas de investigación, el perfilador, a través del análisis del hecho, será capaz de priorizar dichas líneas dependiendo de las hipótesis que se han establecido como posibles y, dentro de ellas, las más probables. Si hay algo que une, o ha de unir, a ambos procedimientos es que uno y otro se basan en premisas establecidas por el método científico y que ambas labores son convenientes de ser llevadas a cabo en equipo. La valoración de las evidencias físicas y de los hechos objeto de análisis, los procesos de inferencia y construcción de las hipótesis, el contraste de éstas últimas con la información obtenida del caso y la priorización de sospechosos son procesos especialmente sensibles a los sesgos que pudieran presentar los perfiladores o investigadores. La participación de varios “jueces” que sometan las inferencias de los unos y los otros al escrutinio del resto previene del peligro de los sesgos y la heurística individual de los profesionales y garantiza que el proceso se realice de la manera más objetiva posible (SOTOCA, GONZÁLEZ y HALTY, 2019)ssss1.

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