Читать книгу Manual práctico de criminología aplicada. Contiene Formularios de Informes y Dictámenes онлайн

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Posteriormente, como continuación a la aproximación clínica del FBI y al objeto de dar respuesta a las serias limitaciones que presentaba la perfilación de base intuitiva, se introdujo el uso de herramientas de análisis estadístico. De esa forma, son muchos autores los que apostaron por la posibilidad de desarrollar una metodología que, basada en el espíritu del perfilado, permitiera realizar predicciones sobre un determinado sospechoso a través del estudio estadístico de otros crímenes similares resueltos con anterioridad (JAKSON y BEKERIAN, 1997; DAVIES, WITTERBROOD y JACKSON, 1997; MOKROS, 1999; CANTER, 2004)ssss1, surgiendo así la denominada aproximación estadística.

David CANTER, a principios de los 90, fue pionero en el desarrollo de una metodología de base estadística denominada Investigative Psychology y que evolucionó rápidamente hasta llegar a convertirse en una disciplina con entidad propia dentro de la Criminología y la Psicología (CANTER y YOUNGS 2009)ssss1. El objetivo es ayudar a los investigadores criminales a entender mejor el caso objeto de análisis y a predecir las características del sospechoso que con más probabilidad haya cometido el delito en cuestión. Para ello, a lo largo de estas tres décadas, diferentes investigadores incardinados en la escuela de Canter han tratado de establecer tanto tipologías dentro de grupos de criminales (incendiarios y delincuentes contra la propiedad) como relaciones estadísticamente significativas entre variables del hecho o de la escena del crimen y características que permitieran identificar o, al menos, priorizar sospechosos de agresiones sexuales, violaciones y homicidios. Asimismo, ha dado lugar a una corriente práctica denominada Behavioral Investigative Advice (ALISON y RAINBOW, 2011)ssss1. Los profesionales que siguen esta corriente hacen uso de las técnicas de perfilado como un método dirigido a asesorar a los investigadores policiales al objeto de facilitar el esclarecimiento de casos que presentan un fuerte componente personal y en el que la interacción entre víctima y victimario ha tenido una entidad tal que ha dejado rastros conductuales suficientes. Así, a través del análisis estadístico de esas variables conductuales se puede inferir la probabilidad de algunas características personales del autor desconocido, facilitando el acotamiento de la búsqueda del delincuente o, incluso, su identificación (véase, ALMOND et al., 2018; ALMOND, McMANUS y CURTIS, 2018; IVASKEVICS y ALMOND, 2019)ssss1.

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