Читать книгу La Seguridad Hídrica. Desafíos y contenido онлайн
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ssss1. Juzgo de mucho interés esta relación entre conceptos que no es exclusiva del trabajo del BID. Así, para otros autores [LAUTZE (2012) y VAN BEEK Y ARRIENS (2014)] habría una práctica equivalencia entre los conceptos de SH y GIHR.
ssss1. Cfr. la conferencia inaugural de la perspectiva de nexo, de tanto impacto, (BONN 2011), y en ese camino BELLFIELD (2015). Igual también con ideas parcialmente anticipadoras TARLOCK y WOUTERS (2009, pp. 55 y 57). Ese planteamiento está presente en EMBID IRUJO y MARTÍN (2017). Fijándose sobre todo en la seguridad alimentaria vid. WILLAARTS, GARRIDO Y LLAMAS (2014). También UN-Water (2013, p. 14) y WEF (2011, in totum).
ssss1. Obviamente en países del primer mundo, como España, habría que mantener, cómo no, la obligación de suministro de agua con la característica de “potable” en los consumos humanos. Pero a un concepto general, válido para países de muy distintas características, no perjudica la mención en abstracto al agua de “calidad aceptable”.
ssss1. Esta referencia a lo institucional no es usual en la mayor parte de las definiciones, aunque la considero imprescindible. Aparece, por ejemplo, en la construcción que hace MASON (2013, p. 184) y que la realiza a partir de los “indicadores” con los que medir la SH y que es el verdadero objetivo de su trabajo. Así, su concepto “operativo” de SH indica que alcanzarla requiere suficiencia del recurso hídrico, capacidad de acceder y utilizarlo, resiliencia a los riesgos del agua, salvaguarda de las necesidades ambientales y de los servicios ecosistémicos e instituciones capaces de juzgar entre demandas que compiten entre ellas”. (En original inglés, la traducción es mía así como el resalte tipográfico). Vuelvo posteriormente (IV) al tema de los indicadores que considero muy importante.