Читать книгу Violencia sexual. Análisis, Tipologías y diferentes perfiles онлайн
20 страница из 102
En lo referente a ser objeto de violencia física estudios como el de Sanahuya (2007) demuestran mediante el estudio arqueológico de los huesos humanos que la violencia física hacia la mujer era muy escasa frente a la violencia hacia el hombre donde es frecuente encontrar lesiones de fracturas de cráneo, fosas nasales, decapitaciones, sin embargo otras violencias como la alimentaria demuestra una clara tendencia a que el hombre se alimentaba de carne frente a verduras y vegetales como dieta de la mujer. O la desigualdad laboral, encontrándose evidencias significativas de lesiones óseas en las mujeres que implican un sobresfuerzo laboral importante, como es el caso de vertebras hundidas, rodillas deformadas o pulgares de los pies artríticos resultado de trabajos pesados y repetitivos, frente a traumatismos de rotulas con muesca muy vinculadas a heridas debidas a una posición pasiva en cuclillas que deteriora la rodilla por inactividad, daño muy típico en los hombres de la época (Molleson, 1994). En todo caso, la libertad de movimiento era un privilegio masculino frente a la sobreexplotación de la mujer en su acotado territorio. Posteriormente los mitólogos inventaron el Hades para desterrar esa vida que no debía saberse ni imaginarse; las manzanas y la serpiente, símbolos del placer que impulsa la vida, fueron conquistadas y destruidas por Hércules, arquetipo del nuevo ser humano patriarcal, que instituye la superioridad masculina y sustituye el principio del placer por el de la fuerza física (Rodrigañez, 2010). También desde el orden mitológico nos encontramos con la violación de Medusa por Poseidón a la cual además castiga con petrificar a todo aquel que la mirara directamente a los ojos. Con ello se asienta el mito androcéntrico de la mujer monstruo castigada por su deseo o feminidad. Pero la historia se asienta en vaivenes crueles y románticos y en este último sentido en la actualidad el italiano Luciano Garbati revierte la historia y convierte a Medusa en icono del triunfo de las victimas sobre sus agresores sexuales colocando una estatua en frente de los juzgados de Manhattan a la Medusa de Metoo que consiste en esa Medusa del S. XXI que sujeta la cabeza de Poseidón como si fuera a la de todos los agresores sexuales superados por sus víctimas.