Читать книгу Morir sin permiso онлайн

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Se pidió la actuación del Summa 112, ya que Óscar presentaba un preocupante estado médico. Mientras llegaba la UVI móvil, fue atendido por un ciudadano que manifestó ser médico y le prestó, sin medios técnicos, toda la ayuda que pudo en tales circunstancias. Le practicó una maniobra de resucitación, ya que Óscar había entrado en parada cardiorrespiratoria. Mientras el médico practicaba el masaje cardíaco, Maite, la mujer agredida, declaró ser enfermera, y aunque se sentía desconcertada, ayudó al médico.

—¡Lleva más de treinta compresiones en el pecho, le voy a insuflar dos respiraciones de rescate!

—Bien, me parece correcto.

El médico paró, mientras Maite insuflaba aire practicando el boca a boca.

—Continúo —advirtió el médico.

La RCP manual fue suficiente para observar que Óscar volvía a tener pulso y recuperaba la consciencia.

El ruido de las sirenas advertía de la presencia de una UVI móvil. En muy poco tiempo y de forma muy eficaz se hicieron cargo del paciente. El médico informó a los sanitarios recién llegados acerca del procedimiento que había ejecutado para mantenerle con vida.

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