Читать книгу El sexo oculto del dinero. Formas de la dependencia femenina онлайн
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La idea de que la mujer disponga de dinero parece reactivar los más profundos temores de la sociedad. Una idea aparentemente terrorífica es que la mujer utilice el dinero para hacer uso de su movilidad y libertad. Movilidad y libertad que vulgarmente se perciben como sexuadas. Una mujer con dinero podría hacer uso de esa libertad impunemente, de la misma manera que lo hace un hombre con dinero.
La idea de que una mujer llegue a ser capaz de pagar para obtener sexualidad resulta terrorífica. Lo llamativo es que lo que pareciera realmente impactar no es la idea de pagar (o sea el mecanismo básico de la prostitución) sino que quien pague sea una mujer.
Curiosamente, el mundo no se conmueve ante la realidad de la prostitución en sí, y de que esta prostitución es casi siempre pagada por hombres que usufructúan a mujeres tomadas como objetos. Si quien posee el dinero es el hombre que compra los servicios sexuales de una mujer, la prostitución resulta ser un hecho «incómodo pero necesario», que no altera ningún orden social ni perjudica el bienestar de la humanidad. Si, por el contrario, quien utiliza el dinero es una mujer que compra los servicios sexuales de un hombre, este fenómeno de prostitución altera los más profundos cimientos sociales y es vivido como una catástrofe que amenaza de forma irremediable a la humanidad.