Читать книгу Un viaje en el tiempo онлайн
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Este crimen desesperadamente odioso no fue el producto de la emoción de un momento. Durante los dos meses anteriores al atentado, los terroristas, motivados por un odio que les destrozaba el corazón, trabajaron con perseverancia para reunir los materiales necesario y prepararlos a fin de conseguir el máximo efecto posible. Vivían en Nueva Jersey, y alquilaron un espacio de almacenamiento donde podían trabajar en la bomba antes de cargarla en una furgoneta de alquiler que denunciaron como robada. Condujeron la bomba de 680 kilos de explosivos hasta el estacionamiento en el sótano de una de las Torres Gemelas, activaron el temporizador y huyeron. Cuando detonó, la explosión sacudió el World Trade Center, trayendo el oscuro amanecer de una nueva era en el terrorismo.
Juan nos recuerda que aquellos que se deleitan en odiar y permiten que esa oscura emoción les infecte el corazón, no tienen ninguna posibilidad de vida eterna. El odio siempre lleva al camino de la muerte eterna. Algunos que han permitido que la flor negra del odio floreciera hasta la destrucción han sentido que estaban obligados a seguir ese camino, pero no es cierto. Es posible detenerse. Como seres humanos, tenemos total libertad para elegir entre el odio y el amor, entre la muerte y la vida. Sin embargo, aunque pensemos que nunca detonaríamos una bomba que acabará con algunas vidas, si elegimos comprar los materiales y pasar nuestros días ensamblando los componentes, estamos albergando odio en el corazón aunque nos detengamos allí. Y es el odio lo que nos alejará de la vida eterna. ¿Por qué no le pides a Dios ahora mismo que te llene tanto de su amor que no haya lugar para el odio?