Читать книгу Un viaje en el tiempo онлайн

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Nuestros cuerpos son el templo de Dios y necesitamos mantenerlos sanos para él. David dijo que las leyes de Dios son perfectas y están diseñadas para hacernos sabios. Al hablar de ellas, no solo se refería a los Diez Mandamientos, sino también a leyes de la salud, entre otras. Dios nos presentó estas leyes de salud en el Jardín del Edén con Adán y con Eva, las compartió en el desierto con los hijos de Israel, y las explicó con gran detalle a través del ministerio de Elena de White. Dios no inventó estas leyes arbitrariamente para robarles a nuestras papilas gustativas un placer temporal o para hacernos sentir culpables por no comer bien. Son sus dones. Él quiere que experimentemos el placer duradero que disfrutamos al mantener nuestros cuerpos en la mejor condición. Cuando nos comprometamos a comer alimentos sanos y naturales, descubriremos que las papilas gustativas empezarán a disfrutar del cambio. Las leyes de Dios son más valiosas que el oro fino y más dulces que la miel. ¿Por qué no te sirves un poco hoy mismo?

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