Читать книгу Un viaje en el tiempo онлайн
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Todos hemos sido capturados por Satanás y encadenados a vidas de pecado; y a veces, parece que las probabilidades de obtener nuestra libertad son casi nulas. Podemos desear hacer el bien, pero nuestra naturaleza humana es débil y, constantemente, nos acordamos de las cadenas que sujetan nuestras manos y pies. El diablo no solo nos tienta a pecar, sino que nos acusa ante el Padre en el cielo, afirmando que no merecemos ser libres. Temblamos pensando que, tal vez, el enemigo tiene razón, que no merecemos la libertad. Pero Jesús señala sus propias manos y pies, que fueron calvados a esa cruz empapada de sangre. El enemigo tiene que huir a la vista de los símbolos de la libertad que Jesús ya ha ganado para nosotros. La detención, la muerte y la resurrección de Cristo realmente nos liberan.
10 de marzo
Hospital para enfermos mentales
“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto [...] me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos,a poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4:18, NVI).