Читать книгу Un viaje en el tiempo онлайн

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Piensa en todas las formas en que Dios te ha bendecido hoy. Si te pones el dedo en la muñeca o en el cuello, sentirás el pulso, la prueba de que tu corazón late. Con cada respiración, cada rayo de sol, cada bocado de comida, Dios te mantiene vivo. El gobierno de Estados Unidos necesita un billón de dólares para servir a sus ciudadanos. Dios, en cambio, no necesita nada de tu dinero para servirte. Lo hace porque quiere y porque te ama. Y una forma de devolverle ese amor es, por medio de los diezmos y las ofrendas, devolverle algo del dinero que él mismo te da.

6 de enero

Hombre de la montaña

“¡Esforzaos y cobrad ánimo! No temáis ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová, tu Dios, es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará” (Deuteronomio 31:6, RVR 95).

En un día como este de 1798, nació uno de los exploradores más audaces de la historia norteamericana temprana. Jedediah Smith fue cazador, trampero, vendedor de piles, explorador y montañero sin igual. Durante su corta vida, exploró una enorme zona del Lejano Oeste. Luchó contra nativos hostiles, se enfrentó a ventiscas imposibles y se abrió paso a duras penas por precipicios montañosos escarpados. Perdió una oreja y estuvo a punto de perder la vida en repetidas ocasiones. Una vez, un oso pardo de las Black Hills lo vio, se abalanzó sobre él y le clavó sus enormes garras en el cuerpo. Para cuando Jedediah tenía treinta años, ya se había salvado, por un pelo, como una decenas de veces en sus viajes de ida y vuelta por el oeste.

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