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15 de enero
El primer
“Avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús” (Filipenses 3:14, NTV).
El partido más popular de la historia del deporte es, sin dudas, el Super Bowl. Desde hace varias décadas, esta cumbre del fútbol americano se ha convertido en un juego de proporciones gigantescas. Es más que un partido: cuenta con espectáculos de medio tiempo repletos de estrellas; y es el foro para los anuncios televisivos más novedosos y potencialmente mejores, que cuestan mucho, mucho dinero a los anunciantes.
Todo comenzó el 15 de enero de 1967. El primer Super Bowl se celebró en el Memorial Coliseum de Los Ángeles, California. Los dos equipos que jugaron fueron los Packers de Green Bay y los Chiefs de Kansas City; los Packers ganaron 35 a 10. Cada uno de los Packers recibió 15.000 dólares; y cada uno de los Chiefs, 7.500 dólares.
El Super Bowl fue creado para ser un encuentro entre las dos principales ligas de fútbol americano profesional (en ese entonces, la Liga Nacional de Fútbol Americano y la Liga de Fútbol Americano), en el cual se enfrentan el mejor equipo de cada una de ellas. Cuatro años después, las dos ligas de fútbol se fusionaron: algunos equipos formaron la Asociación Nacional de Fútbol (NFC); y otros, la Asociación Americana de Fútbol (AFC). Incluyendo aquel primer partido, se han jugado 55 Super Bowls, y 20 equipos diferentes ganaron el trofeo. Los equipos que más Super Bowls han ganado son los Steelers de Pittsburgh y los Patriots de Nueva Inglaterra, con seis cada uno; y los 49ers de San Francisco y los Cowboys de Dallas, con cinco cada uno. Este codiciado premio es un logro asombroso en lo que a eventos deportivos se refiere. Durante tres o cuatro agotadoras horas, algunos de los mejores deportistas del mundo compiten ferozmente, sin rendirse nunca. A medida que el juego va llegando a su fin, los que van a la cabeza intentan mantenerse allí; y los que van perdiendo intentan conseguir una de esas victorias de último momento. Los ganadores viven la emoción de la victoria; y los perdedores, la agonía de la derrota.