Читать книгу Más allá del ayer. Misioneros en África para Jesús онлайн

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Con visible satisfacción, llamó a un alumno de entre las filas y este repitió con voz clara cómo había sido la llegada del misionero Massa Noltze, en una barcaza, a la costa de Liberia. Era evidente: la trasmisión oral consecuente había logrado conservar cada uno de los detalles del pasado.

¡Impresionante! Escuchar de labios de un niño liberiano el relato de cómo mis padres habían arribado a su país fue algo conmovedor. ¡Estaba fascinado!

La casa principal de los misioneros en Liiwa ya no existía. Había sido incendiada y destruida por los hechiceros de la tribu de los Kpelle –un grupo étnico de la zona– a mediados de los años treinta. Pregunté a Gatai por el sitio.

–Conozco perfectamente el lugar donde ha estado ubicada la “gran casa blanca”, pero ahora está todo invadido y cubierto por los matorrales de la selva –me respondió.

De todas maneras, no me rendí e insistí:

–Quisiera ir a ese lugar, vayamos a esas ruinas, por favor.

Con machetes, algunos hombres de la zona nos abrieron laboriosamente el camino. Cuando llegamos, comprobé que Gatai estaba bien informada. Me encontré parado frente a los restos carbonizados de lo que alguna vez había sido mi lugar de nacimiento: allí estaban los hierros retorcidos y oxidados de la cama de mis padres, una cocina de hierro fundido con una todavía legible inscripción de “Stuttgart” y un pequeño montículo más alto y extendido de cenizas de lo que había sido una gran casa hecha de troncos.

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