Читать книгу Reposo divino para la inquietud humana онлайн
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2. Celebración de los orígenes de la humanidad
No es nuestro interés inmediato sumergirnos en las profundas implicaciones teológicas de lo que Dios dijo e hizo en relación con el sábado, sino evaluar el significado del séptimo día en el contexto cronológico del relato en cuestión. Es significativo que el pasaje acerca del séptimo día esté situado en el punto divisorio entre el final de la primera narración de la Creación (Gén. 1:1-2:3) y el principio de la segunda, especialmente centrada en el hombre y su primer hogar (Gén. 2:4-25). Esta ubicación del séptimo día como línea divisoria le confiere la función particularmente importante de celebrar e inaugurar la historia humana.
En el primer relato de la Creación, el séptimo día es presentado en estrecha vinculación con el origen de la pareja humana, precediendo inmediatamente a la formación y la bendición de esta como culminación última de la Creación (Gén. 1:26-31). De hecho, el origen del hombre y del sábado no solo aparecen en íntima secuencia, sino también son tratados con mayor extensión que cualquier otro acontecimiento de la Creación. Esto muestra, a la vez, la importancia y la interdependencia de ambos asuntos.2 El primer día completo en la vida de Adán fue el séptimo, día que empleó, como legítimamente podemos suponer, no trabajando sino celebrando junto con su divino Autor la inauguración de la Creación completa y perfecta. Esta suposición se basa en la declaración bíblica de que el hombre fue creado para vivir según la “imagen” y el ejemplo de su Creador (Gén. 1:26). Así pues, en el cuarto Mandamiento, el precepto de trabajar y descansar está argumentado en la responsabilidad que el hombre tiene de seguir el plan establecido por Dios en la semana de la Creación (Éxo. 20:8-11). Además, el Señor mismo declaró enfáticamente que “el sábado fue hecho para el hombre” (Mar. 2:27). La palabra hebrea usada para hombre es “Adam”, término que designa tanto a una persona específica (Adán) como al conjunto de la humanidad (ver Gén. 5:2). En el primer relato de la Creación, el séptimo día marca la celebración del origen de este mundo en general y del hombre en particular. Por eso Filón, el gran filósofo judío, se complace en llamar al sábado “el aniversario del mundo”,3 y Ralph Waldo Emerson lo llama “el jubileo del mundo”.4 Por la misma razón, hemos designado el sábado en este capítulo con el titulo de “mensaje de nuestro origen”.