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1. Origen en torno a la época de Moisés

Saturno

El error básico de esta hipótesis está en que se apoya en el supuesto de que los kenitas tenían una semana de siete días dedicados respectivamente a los dioses planetarios. Sin embargo, lo que hasta hoy sabemos es que la introducción de la semana planetaria ocurrió mucho más tarde, aproximadamente al principio de la Era Cristiana.10 Además, no existe ninguna indicación en el Antiguo Testamento o en la antigua literatura hebraica que relacione de algún modo el sábado con el culto de Saturno.11 Por esas razones, entre otras, la hipótesis kenita es desechada hoy prácticamente por todos los especialistas.12

Las fases de la Luna

Esta teoría, aunque aparentemente sugestiva, después de un análisis más profundo revela por lo menos tres inconsistencias. En primer lugar, dado que la duración del mes lunar (lunación) no es de 28 días (4x7) sino de más de 29 (un período que no se puede subdividir en cuatro semanas de siete días cada una),20 cualquier relación entre el séptimo día y las fases de la Luna debe no debe ser considerada primariamente original, sino como un desarrollo secundario. En segundo lugar, si los babilonios contaban los días nefastos en ciclos civiles “semanales” (cosa que aparentemente nunca hicieron), sus ciclos tenían por fuerza que interrumpirse al principio de cada mes, puesto que el primer día (umu lemnu, o 7° día) ocurría ocho o nueve días después del último día nefasto (28° día) del mes anterior. Esta diferencia en el número de días del ciclo dependía de que el mes lunar anterior tuviese 29 o 30 días. Un ciclo tan irregular, subordinado al comienzo fluctuante de cada mes lunar, difícilmente pudo dar origen al ciclo semanal hebraico, formado por semanas invariables de siete días, contados independientemente del ciclo lunar o solar. En tercer y último lugar, no se ha encontrado todavía nada en los textos cuneiformes que indique que los babilonios usaran esos días nefastos como divisiones “semanales” del tiempo para fines civiles. Los preceptos conocidos para esos días afectaban solamente al rey y a los sacerdotes, y no al pueblo en general.21 Además, este no era el único ciclo “semanal” vigente en Babilonia, pues existen frecuentes referencias a la “división del mes en seis partes, comportando un ciclo semanal de cinco días”.22 En contraste con esto, el sábado hebreo (no nefasto sino sagrado) fue siempre tenido como la única división del tiempo, tanto religiosa como civil, y fue observado como festividad por la comunidad entera.

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