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Me casé con Walter, un hombre maravilloso del que vivo enamorada. Mi tesoro más valioso es mi hija, Nicole, que aunque ya va dejando de ser niña, conserva su tierno corazón. Juntos vivimos extraordinarias aventuras misioneras en Ecuador, Chile y el Perú. Aunque siempre me gustó escribir, fue Dios quien me dio la oportunidad de hacerlo, a través de una amiga especial. Él tiene un plan maravilloso para tu vida, como lo tiene para la mía. Deseo de todo corazón que estas lecturas puedan aportar “un rayito de luz para cada día” en tu vida, y que al practicar estas virtudes, nunca dejes de brillar hasta llegar al Hogar celestial. ¡Maranata!
Mirta de Samojluk
¿Cómo están, chicos? Toda mi vida trabajé con niños, así que puedo decir que un “poquito” los conozco. Pero lo mejor es que fui niña. Amaba cuando con mi mamá compartíamos momentos de lecturas en esas noches frías de invierno, bien calentitas en la cama. O en el patio en esas mañanas veraniegas, dialogábamos de las lecturas compartidas. Hoy, puedo ser parte de escribir este bello libro, Un rayito de luz para cada día, que espero disfruten.