Читать книгу Un rayito de luz para cada día онлайн

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El secreto de esta divertida atracción era la variedad de espejos con superficies irregulares que no reflejaban lo que esperabas ver, sino una cambiante apariencia del cuerpo de las personas. Podías verte muy pequeño, con el cuello largo, con los brazos cortos e incluso, ver parte de tu cuerpo volteada de cabeza. Pero aunque las ilusiones ópticas creadas por algunos espejos podían ser muy graciosas, estos mostraban un reflejo falso y distorsionado de lo que en realidad éramos.

Magaly

3 de enero


La fe no es matemática

“Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho” (1 Reyes 17:16).

¿Recuerdas los problemas matemáticos que te daban en la escuela en primer grado? Por ejemplo, el clásico: “Tienes 2 manzanas y regalas 1, ¿cuántas te quedan?” Otro parecido: “Tienes 2 manzanas y regalas 2, ¿cuántas te quedan?”

Ahora este: “Supón que lo único que tienes para la cena es un pan, nada más. De repente viene Dios y te dice: ‘Comparte tu pan con tus vecinos de al lado, pues ellos no tienen nada. Yo te prometo que aunque des, nunca te va a faltar’. ¿Qué harías? Muchos razonaríamos así: ‘No, Señor. ¿Acaso no ves lo poco que tengo? Si yo le doy a los vecinos, ¡me faltará a mí! Habiendo tanta gente rica en mi ciudad, ¿justo a mí me pides que comparta?’ ”

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