Читать книгу Un rayito de luz para cada día онлайн

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La llevaron a casa y celebraron su retorno. Pero extrañamente ella no se adaptaba, no estaba feliz. Su madre trataba de alimentarla con cuchara, y ella se negaba a recibir la comida; solo comía con las manos. La vestían y se negaba a usar la ropa. No recordaba cómo se hablaba, solo emitía gruñidos. Prefería caminar en cuclillas en lugar de erguida. Tenían que vigilarla porque constantemente intentaba huir de la casa. Rochom tuvo que aprender poco a poco a comer bien, a tener modales y vestir adecuadamente. Ella necesitó mucho amor y paciencia de sus padres y familia.

¿Sabes? Así como esta niña, muchas personas se pierden al alejarse de Jesús. Dejan de orar, de cantar a Jesús, de leer su Biblia e ir a la iglesia, y así van olvidando cómo vestirse, comer bien, caminar derechos. Esto trae mucha tristeza al corazón de Dios, quien es un Padre tan bueno y amoroso. Pero él no se cansa de buscar a sus hijos hasta que finalmente los encuentra; y cuando lo hace, nuevamente les enseña con amor y paciencia a caminar correctamente.

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