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1° de enero

“No miraré atrás”

“Nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe” (Hebreos 12:1, 2).

Primero la llamaron “La milla milagrosa”; luego, recibió el calificativo de “La milla del siglo”. Eso fue exactamente lo que resultó ser la competencia que enfrentó a los dos hombres más veloces del planeta en la carrera de una milla: Roger Bannister y John Landy.

El año, 1954. El lugar, Vancouver, Canadá. El escenario, los V Juegos de la Mancomunidad. Para ese entonces, los dos atletas habían logrado romper la barrera de los cuatro minutos, el récord para la distancia. ¿Quién de los dos prevalecería?

Cuando se dio la señal de partida, Landy salió al frente, como de costumbre. Bannister, lo seguía de cerca. Pronto los demás contendores quedaron lejos. Mientras tanto, en las gradas, una multitud de 35.000 fanáticos observaba, expectante.

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