Читать книгу Elige solo el amor: La relación divina. Libro VI онлайн

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Al ser que Dios es, lo lamamos Cristo, amor, hijo de Dios, o reino de los cielos. Dado que ese es el único ser verdadero, es decir real, cuando fuiste creado se te dio a Cristo para que fuese lo que tú eres. En otras palabras, el creador de tu ser no pudo darte otro ser que el suyo, puesto que no existe tal cosa como un ser ajeno al que él es. Esto es lo mismo que decir que el amor se da a sí mismo porque no tiene otra cosa que dar, ya que no existe nada fuera de sí. Que aceptes o no esta verdad es “harina de otro costal”, pero la razón te dirá que esto es verdad: no puede haber otro ser verdadero que no sea el ser que Dios es.

Puedes ser el hijo de Dios en la tierra y en el cielo porque puedes ser tu ser verdadero. Eso es completar tu camino a la verdad, o dicho de modo más preciso, eso es andar en verdad.

Para que no te pierdas en la abstracción y que todo esto se pueda entender con claridad, es importante que recuerdes, amado niño, que cada camino de la vida que cada cual de vosotros tenéis, es en sí el camino de la iluminación o de la verdad. Esto se debe a que es en sí el camino que se os ha dado para alcanzar el conocimiento supremo. Si os abrís en vuestras mentes y corazones, en vuestras vidas del mundo podéis alcanzar la plenitud del amor. No hay razón para no hacerlo, salvo la decisión consciente y deliberada, es decir, libre, de no hacerlo y de ese modo abrazar para siempre al miedo en vez de vivir en la alegría del amor.

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