Читать книгу Elige solo el amor: La relación divina. Libro VI онлайн

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La lucha entre el cuerpo y el espíritu hace tiempo que ha finalizado para ti que recibes estas palabras, por eso es que ahora reina la paz en tu corazón y no dejará de reinar en él por los siglos de los siglos. Nada ni nadie puede arrebatártela. En realidad, nunca hubo nadie que tuviera el poder de hacerlo, ni siquiera tú mismo. Cuando te desconectabas de ella en realidad era por pura decisión tuya, pero eso no hacía que la soberana de tu alma dejara de habitar en tu corazón. No era de la paz, ni del amor, de lo que te separaste, era de tu ser. Y dado que en él residen los tesoros del reino, entonces al haberte desentendido de las “tonterías” de tu corazón, te desentendiste de todo lo que en él habita.

¿Cómo ibas a gozar de la paz de Cristo si le dabas la espalda a tu corazón?

Los asuntos del corazón son los asuntos de tu Padre que está en el cielo. Tal como hemos dicho en esta obra, esos son los asuntos de los que debes ocuparte. Ocuparte de tu corazón es la única responsabilidad que tienes, porque tu corazón es lo que eres. Por lo tanto, al ocuparte de él te ocupas de tu ser. Ocuparte de tu ser es amarte a ti mismo, puesto que nadie se ocupa de aquello que no le interesa y nadie está interesado en lo que no considera valioso. Por lo tanto, aquí puedes encontrar la vara de discernimiento que te mantendrá anclado a la verdad inmutable. ¿Cómo anda tu corazón? ¿Qué cosas están ocurriendo en él? ¿Cuánto le dedicas a conservar sano y salvo tu bendito corazón? ¿Quién habita en él, el miedo o el amor?

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