Читать книгу Club de brujas. Una guía de inicio al Tarot y la Astrología онлайн

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Así también, las distintas fases en la vida de una mujer –doncellez, madurez, vejez– tenían su representación en muchas las distintas mitologías politeístas; y por ende eran respetadas. Hoy en día, se exaltan muchas cualidades y se desprecian otras, de las que hablaremos en el siguiente apartado.

Con esto no queremos decir que algunos modelos religiosos sean mejores que otros; sino que el lugar de la mujer no siempre fue el actual con respecto a la conexión con lo divino, y eso es importante a la hora de cuestionar algunos supuestos. La relación entre el rol en lo ritual y el rol en lo social es visible e incuestionable.


En una cabaña en el bosque,

vivía una bruja

El nacimiento del concepto de brujería en la sociedad occidental está entrelazado con cuestiones de género, sociales y –sobre todo– económicas.

Pensemos primero en qué se nos viene a la mente, actualmente, cuando pensamos en una bruja, aquella de la que nos disfrazamos en Halloween. La bruja es una mujer que vive sola o en compañía de otras mujeres; con gatos u otros animales acompañantes. Tiene un caldero burbujeante en el cual se está cocinando una pócima que servirá a sus fines maléficos. Conoce de medicina herbal, tanto sus usos terapéuticos como destructivos. A su morada acuden solitarios viajeros que buscan derrotarla o ganar sus favores. A menudo se la retrata como una mujer vieja y consumida; y otras veces, como una mujer libidinosa y sensual que utiliza sus encantos físicos para confundir y devorar a los hombres incautos. La bruja es pasional, vengativa y ambiciosa. Y no solo eso: se le adjudica un poder sobrenatural cuyo origen no es la devoción cristiana.

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