Читать книгу Ni una boda más онлайн

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–Mierda, mierda, mierda.

Ford pasó la mirada del alcalde Hurst y su esposa, Cheryl, a la chica que intentaba fundirse con su pierna.

–¿Hay algo en lo que pueda ayudarla, señorita?

–¡Shhh! Cállate –siseó.

–Bueno, si vas a ser así de mala… –se movió como si fuera a ponerse de pie.

–Espera –Violet se sujetó de su pierna y le clavó las uñas en los músculos de la pantorrilla mientras lo mantenía en su lugar–. Lo siento, ¿está bien? Aunque eres un gallito, no debí haberte dicho que te callaras.

–¿Nadie te ha dicho que tus disculpas son un tanto insuficientes?

Los Hursts caminaron hasta la caja registradora y Violet se escondió más. A gatas se arrastró hasta el otro lado.

Un enorme y ruidoso camión pasó por la calle principal. Le urgía una reparación a su escape, y el alcalde Hurst miró con dejadez por la gran ventana de la pastelería.

Como un koala, Violet se enroscó alrededor de la pierna de Ford y su cabeza rozó el interior de su muslo. Si llevaran más tiempo de conocerse y no hubiera la posibilidad de confundir una broma con una petición seria, Ford habría soltado un comentario inapropiado del tipo “Ey, ya que estás ahí abajo…”.

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