Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн
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más allá del dominio de nuestro natural.
Su alma pura,
que de Él recibe esta salud,
lo manifiesta en cuanto conmigo lleva, que sus bellezas cosas vistas son.
Y los ojos de los que están donde ella luce, mensajeros envían al corazón lleno de deseos, que toman aire y se truecan en suspiros.
A ella desciende la virtud divina, cual sucede en el ángel que la ve;
y si hay una dama gentil que no lo crea, vaya con ella y contemple sus actos. Allí donde ella habla, desciende
un espíritu del cielo, portador de fe. Como el alto valor que ella posee,
está más allá de lo que a nosotros cumple.
Los actos suaves que ella muestra a los demás, van llamando al amor, en competencia,
en aquella voz que lo hace oír. De ella decir se puede:
Noble es cuanto en la dama se descubre, y hermoso cuanto a ella se asemeja;
y puédese decir que su semblante ayuda a consentir en lo que parece maravilla; por donde nuestra fe recibe apoyo.
Por eso fue así ordenada por siempre. Cosas se advierten en su continente que muestran placeres del paraíso; quiero decir en los ojos y en su dulce risa, en donde Amor tiene su lugar propio. Deslumbran nuestro intelecto,