Читать книгу Tú comunicas. Los secretos de la comunicación a tu alcance онлайн

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Este torrente de pensamiento que te desborda mientras dejas la mente en libertad no es solo fantasía, es algo atávico. Pone tu mente en relación con tus reflexiones y creencias porque necesitamos, estamos dispuestos a creer. Que la dieta de la alcachofa adelgaza, que la cáscara de arroz cura el cáncer, que las cremas antiarrugas rejuvenecen. Las promesas de la publicidad lo anuncian sin descanso. Productos milagro para sentirte bien, para ser más importante y mejor persona. Marcas que prometen soluciones fuera de su alcance y de toda lógica. Y algunas veces nos las creemos por eso, porque necesitamos creer. Que un cambio de gobierno nos va a sacar de la crisis. Que los científicos nos librarán de las pandemias. Que la presión sobre el medio ambiente no llegará a su límite. Hablar por hablar, creer por creer. Sin argumentos, sin motivos, confiando en un giro de guion plausible al que aferrarnos. ¡Cuesta tan poco! Apenas nos piden un voto y, a cambio, obtenemos soluciones para todo. Ya lo dijo un presidente de gobierno de España cuando, después de muchas ruedas de prensa sin preguntas, convocó una que sí las admitía en vistas del descalabro electoral que se avecinaba, y cuya comparecencia finalizó con esta displicente oración: «Confíen en mí. Les irá bien» (1). La exposición de motivos se ausentó de la cita de forma elocuente. Y no pasó nada.

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