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A Spin le gustaba superar los límites y mezclar viejos temas de los ochenta y los noventa con nuevos éxitos de hoy. Le gustaba cruzar las líneas de los géneros musicales y colar una balada country con hip hop. Le encantaba fusionar un riff de piano clásico con un ritmo electrónico.
—"Se llama Eleanor Trent".
Spin se congeló en su sitio. Retrocedió un paso y apretó su forma contra el ladrillo que se desmoronaba en el lateral del edificio. Estaba justo debajo de la oficina del gerente. El tacaño tenía las ventanas abiertas de par en par porque el aire acondicionado no era una palabra en su vocabulario.
—"¿Conoces a alguien con ese nombre?"
Spin no reconoció la voz del interlocutor. Pero sí reconoció el acento. El hombre era austriaco.
—"Nunca he oído hablar de ella", dijo el propietario.
Lentamente, con cuidado, Spin levantó su cuerpo para asomarse a la ventana. De puntillas, pudo ver bien al austriaco. Era alto y delgado como un crepé. No lo reconoció. No le hacía falta. Sabía lo que buscaba.