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Evita pueblo, Evita combatiente, Evita hada buena, Evita Compañera, ¡Santa Evita! ¡De cuántas maneras podemos recordarte!

Tengo en mis manos La razón de mi vida… lo leo y no dejo de maravillarme por el milagro de poder hacerlo hoy, en el siglo XXI, en el siglo de las mujeres empoderadas, que transitan y batallan por la ampliación de derechos todos los días.

¡Si Evita viviera!

Es posible que algunas de ellas no sepan siquiera que antes de ella las mujeres en nuestro país no tenían documento de identidad; ni hablar de la ausencia total de cualquier otro derecho político.

Pero eso no importa. Lo que de verdad importa es que sigamos el camino que Evita inauguró de una vez y para siempre en nuestra Patria. La mujer protagonista y artífice de su propio destino, como diría el General refiriéndose al pueblo. Y ahí, justo ahí, es donde Eva pone a las mujeres. Por primera vez, a la par de los varones, compartiendo ese destino de grandeza que imaginó el justicialismo para todas y todos los argentinos.

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