Читать книгу Un llamado a destacarse. Un desafío a los jóvenes para marcar una diferencia eterna онлайн

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Mateo 19:16-22.

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Este joven tenía todo lo que a la gente de su edad le gustaría tener: fama y riquezas. Un día, al observar cómo Jesús trataba a los niños, nació en su corazón el deseo de ser también su discípulo. La idea fue tan fervorosa que corrió hasta Jesús, se arrodilló y, sinceramente, le hizo la pregunta más importante en la vida: “Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?”

Jesús respondió con un desafío que probó los pensamientos del muchacho. Replicó: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino solo Dios”.

Este joven ejecutivo obviamente vivía “la buena vida”. Se había convencido a sí mismo de sus logros personales en la vida laboral y espiritual. Sin embargo, aunque tenía todo sentía que algo le faltaba. Había visto cómo Jesús bendecía a los niños, y él también deseaba recibir esa bendición.

Para responder a su planteo, Jesús le ordenó que guardara los Mandamientos y citó algunos de los que tienen que ver con las relaciones interpersonales. El muchacho aseguró con confianza que siempre había cumplido con todo eso, y agregó: “¿Qué me falta?” Mientras Jesús lo contemplaba, podía ver la vida y el carácter del joven que estaba arrodillado frente a él. Lo amaba y deseaba darle la paz que necesitaba. Así que, contestó: “Una cosa te falta. Vende todas tus posesiones y entrega lo recaudado a los pobres. Eso te abrirá una cuenta bancaria en los cielos. Entonces, toma tu cruz y sígueme”.

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