Читать книгу Daniel. Una guía para el estudioso онлайн

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El funcionario, sin embargo, no estaba dispuesto a poner a Daniel en esa clase de régimen (1:10). Tenía temor de que hubiera resultados adversos sobre los hebreos. Pero Daniel persistió, y al fin se le dio permiso de comer su dieta elegida por un periodo de diez días (1:14). Diez días de los tres años del curso no era un riesgo demasiado grande, pero aun así, el oficial de mala gana les dio a Daniel y a sus amigos permiso para proceder. El oficial era responsable por el bienestar de los cautivos, y si ellos sufrían debido a la nueva dieta, él sufriría la ira de Nabucodonosor (1:10). Los reyes del mundo antiguo eran conocidos por su tendencia a castigar a los mensajeros que les traían malas noticias.

¿Podría un periodo de solo diez días verdaderamente marcar una diferencia? En la sociedad moderna, hay muchos ejemplos que demuestran que diez días pueden ciertamente producir cambios. Un plan dietético especial anunciado en la televisión norteamericana promete: “Dénos una semana, y le quitaremos el sobrepeso”. Más intenso aun era el régimen del Dr. Pritikin, un nutricionista cuya severa dieta baja en grasas iba dirigida a la reducción rápida del colesterol y el peso como parte de un programa de rehabilitación y acondicionamiento para pacientes con serios problemas del corazón. Para participar en dicho programa, uno tenía que pasar una semana en el centro médico de Pritikin. Debe hacerse notar también que un paciente bien puede recuperarse de una cirugía seria y ser dado de alta del hospital en menos de diez días. De hecho, la duración de las estadías en los hospitales se está tornando cada vez más corta. Por lo tanto, la petición de Daniel de diez días como periodo de prueba era razonable, aunque él probablemente hubiera preferido tener más tiempo.

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