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Ezequiel continúa luego citando lo que Dios dijo. Su primera declaración es que el rey de Tiro fue “el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura” (vers. 12). La descripción del rey de Tiro como “sello de la perfección” parece un poco extravagante para un rey terrenal; aun para Salomón durante los inicios de su reinado, aunque se podría haber dicho que Salomón fue “lleno de sabiduría y acabado de hermosura”, solo que todos estos comentarios se aplicarían a Lucifer antes de su caída.

En la primera parte del versículo 13, Ezequiel dijo: “En Edén, en el huerto de Dios estuviste”. Esta es una pista definitiva que Ezequiel está describiendo más que un rey terrenal. El Edén no había existido en la tierra por miles de años antes de la época de Ezequiel, así que sería imposible para el rey de Tiro haber estado allí. Y el único registro bíblico de que Lucifer estuvo en el Edén es después de su caída, cuando ya se había convertido en Satanás, la serpiente. ¿Cómo podría decirse que Lucifer en el cielo estaba “en [el] Edén, el huerto de Dios”? El Comentario bíblico adventista señala que, aquí, la palabra Edén “debe ser tomada en su sentido más amplio como la presencia de Dios”.17 Dado todo lo que se dice acerca de Lucifer en los versículos 11 al 15, esto parece una conclusión razonable.

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