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Me pregunto cómo era el sábado para Adán y Eva antes de que pecaran. Génesis 3:8 sugiere una respuesta. Dice que Adán y Eva “oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día”. Propongo que esto era un acontecimiento diario durante el tiempo de la inocencia de Adán y de Eva. Cada tarde Dios bajaba a la tierra que acababa de crear y se reunía durante una hora o dos con ese primer par de seres humanos porque anhelaba criaturas inteligentes con las que pudiera relacionarse. Creo también que Dios se reunía personalmente con ellos durante todo el día sábado. Y estoy seguro de que muchos ángeles se unieron a ellos.

A veces la vida se vuelve tan ocupada que nos cuesta mucho reservar el tiempo para guardar el sábado. Eso es porque tenemos nuestras prioridades mezcladas. Lo ilustraré con la historia de dos amantes. Antes de que comiencen la relación, sus días están tan llenos de todo tipo de responsabilidades que tienen que rechazar ocasionalmente solicitudes de favores que requerirían más de su tiempo. Pero durante la relación, encontrar el tiempo para pasarlo juntos no es un problema. Con gusto renuncian a todo tipo de obligaciones para poder estar juntos. Ocurre en todo el mundo todos los días: dos personas se conocen, se enamoran y se “hacen” tiempo para estar juntas.

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