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Por otro lado (argumentan algunos), si usted necesita el artefacto solo para describir lo que está observando, y si lo hace, al menos de acuerdo con los parámetros que permite su artefacto, ¿qué más quiere, entonces? Si desea crear algo útil y el artefacto lo permite, ¡voilà! ¿A quién le interesa cuán distorsionada o torcida pueda parecerle la realidad a través de filtros, lupas y suposiciones construidas de tuercas, arandelas, barras, sensores y software del artefacto? Si el dispositivo extrae de la realidad, al menos en un cierto grado, lo que se ha colocado bajo el artefacto, y si de eso se pueden hacer predicciones, crear nuevos remedios, construir nuevos puentes, lo que sea, entonces la ciencia está haciendo lo que hace, y lo que mejor hace, y nada más.

Sin embargo, si la ciencia se trata de encontrar la verdad, de revelarnos el mundo real, entonces estas preguntas continúan siendo problemáticas.

Preguntas científicas

Incluso luego de todos los logros de la ciencia, desde mostrarnos que la Tierra sí se mueve hasta la creación del Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés), no se ha llegado a un acuerdo en cuanto a una definición de “ciencia”. ¿Qué es la ciencia? ¿Cómo podemos diferenciar entre ciencia buena, ciencia mala y pseudociencia? “La filosofía de la ciencia natural es básicamente el estudio de lo que es la ciencia natural, lo que hace y cómo funciona, por qué funciona y cuánto funciona”, escribió Del Ratzsch. “Un lugar razonable para comenzar sería con una definición de ciencia natural. Sin embargo, el término no tiene una definición aceptada, estándar”.15 Aquí estamos, más de cuatrocientos años después de las observaciones astronómicas de Galileo y los desafíos que le presentaron a casi dos mil años de ortodoxia “científica”, ¿y todavía no tenemos una definición sólida de “ciencia”?

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