Читать книгу El bautismo del diablo. La evolución y la seducción del cristianismo онлайн

67 страница из 95

ssss1

ssss1

ssss1

ssss1

ssss1

ssss1

ssss1

ssss1

ssss1

ssss1

ssss1

ssss1.

ssss1

ssss1

ssss1

Capítulo 3

Mente y cosmos

E

Mientras estaba allí, y me preguntaba qué sería todo aquello, la acomodadora llevó a otro hombre hasta una silla, como lo había hecho conmigo. Pero ¿por qué? Había bastante luz ahora.

Luego me di cuenta: la habitación, para mi mente que se había ajustado a la luz, parecía lo suficientemente iluminada. Pero para el hombre que recién había ingresado, en su mente, la sala estaba tan oscura que necesitó de la acomodadora. En otras palabras, la realidad de la habitación era una para mí y otra para el señor.

Había solo una habitación con solo una luz. Entonces, ¿la visión sobre la sala y la luz de cuál de los dos (la mía o la suya) era la verdadera, la que correspondía de manera más precisa al ambiente inmediato a nuestro alrededor?76

Si bien podemos extraer varias cosas de esta anécdota sobre la cultura en general o el arte moderno en particular, lo que no deberíamos dejar pasar es lo que plantea sobre los límites inherentes en todos los intentos humanos por entender el mundo. No se nos ha dado acceso sin mediación a la realidad. Somos parte de la realidad que queremos investigar; estamos hechos (en los niveles más profundos) de los mismos campos cuánticos, y estamos existiendo en las mismas dimensiones en que está lo que estamos estudiando. Quizá, como el narrador de Flatland, la obra de 1884 de Edwin Abbot, nuestras mentes “han sido abiertas a visiones más elevadas de las cosas”,77 pero no podemos introducirnos a esa “visión más elevada” y mirar hacia abajo desde allí a lo que vemos aquí. O quizás esta “vista más elevada” sea otro ángulo de la misma realidad en la que ya estamos. Hablando sobre los límites inherentes en el estudio del mundo, Paul Feyerabend escribió que “no podemos descubrirlo desde adentro [...]. Necesitamos un mundo de ensueño para descubrir las características del mundo real que creemos que habitamos”.78 Podemos conocer el mundo a través de nuestras mentes, que al ser parte de la realidad que estudian están entretejidas de manera inseparable con esa realidad y, por consiguiente, son irremediablemente subjetivas al respecto.

Правообладателям