Читать книгу Polarizados. ¿Por qué preferimos la grieta? (aunque digamos lo contrario) онлайн

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Se ha puesto de moda hablar de “política de identidades” como si estuviéramos ante una novedad. Toda competencia política es una competencia de identidades, nunca se trata de un debate ad hoc y frío sobre asuntos específicos. Y la política articula identidades sociales. El problema es que esas identidades deben saber reconocer sus diferencias, pero también poder inscribirse en un espacio afectivo y simbólico común, no excluyente.

En suma, en este libro no nos interesa tanto reivindicar o impugnar la ley de gravedad que estructura este espacio público polarizado, sino ilustrar sus luces y sus sombras, describir sus efectos favorables vinculados con la “organización democrática” del desacuerdo ideológico pero también problematizar algunas de sus consecuencias más disfuncionales para la resolución de problemas estructurales e ilustrar efectos inquietantes para la conversación pública. La polarización puede ser buena, puede ser mala, pero sobre todo es lo que es. Ahí vamos.

ssss1- Pese al inestable contexto pandémico, y a tratarse de elecciones “provinciales”, las recientes elecciones legislativas de 2021, fueron el proceso electoral legislativo con la mayor concentración de votos de las dos principales fuerzas nacionales (sumados, el FdT y JxC superaron el 75% de las preferencias positivas) desde 1997, consolidando la escena electoral cristazalida en 2019, cuando se “estrenó” la competencia entre estas dos grandes coaliciones. Desde entonces ocupan el centro de la escena nacional y no hay señales de desintegración en ninguna de las dos, más allá de cambios internos o de éxitos y fracasos circunstanciales.

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