Читать книгу Un mundo made in China. La larga marcha hacia la creación de un nuevo orden mundial онлайн

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Las consecuencias de esas inquietudes son variadas y algunas muy visibles, como la creación de entidades que sí tengan en cuenta el creciente peso relativo chino: el AIIB (sigla en inglés del Banco Asiático de Inversión e Infraestructura), el que se conociera como Banco de los BRICS (ahora Banco de Desarrollo), la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), la misma Iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda (hoy Belt & Road Iniciative o BRI) (3), por señalar algunas de las más renombradas.

Pero antes de alcanzar ese estadío, China se nos presenta como una economía en vías de desarrollo y, como tal, dependiente. El/la lector/a encontrará que en estas páginas se reitera esa palabra “dependencia” la cual denota una condición, lo que nos requiere aclarar desde aquí bajo cuál prisma leerla, ya que aquella dependencia a la que se refiere Xulio Ríos en el epígrafe, tiene connotaciones. La dependencia como concepto es popular y está muy difundida claro, y a nivel teórico recibe diferentes tratamientos y abordajes. Eso no impide comprender qué se quiere decir al utilizar el concepto, siempre que se defina a cuál acepción uno se está refiriendo. Genéricamente, la idea de dependencia nos habla de la relación de alguna cosa o alguien con respecto a otro elemento o persona; de alguna manera, es natural asociarlo con la falta de autonomía, en el sentido que quien tiene esta condición (la cosa o persona que sea dependiente) no puede o no se le permite tomar ciertas decisiones, ya que no cuenta con la libertad suficiente para hacerlo por algún motivo.

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