Читать книгу Las formas del árbol. 300 años de democracia en Chile онлайн
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El periodo de los testimonios abarca -como pretexto inspirador- el hecho simbólico de haberse cumplido tres décadas del retorno de Chile al sistema democrático, el cual entró en crisis (tal vez por agotamiento), paradójicamente a solo meses de cumplirse este aniversario. Al cabo de 30 años el sistema hizo crisis para entrar en un necesario periodo de ajuste, esta vez, en busca de una mayor representatividad de la ciudadanía no dirigente, puesto que meses después, el 25 de octubre de 2020, la ciudadanía respaldó de manera categórica, con el 78% de los votos, la redacción de una nueva Constitución Política. Y junto con ello determinó que este trabajo fuera realizado sólo por ciudadanos elegidos por voto popular, con este fin exclusivo. Concretamente, el 79% de los electores desechó la opción de que parlamentarios en ejercicio participaran en la Convención Constitucional.1
Varios de los testimonios que se entregan en este libro fueron recogidos antes del estallido social de octubre de 2019 y dado que este hito representa un punto de inflexión en el Chile contemporáneo, obligó a revisar numerosos pasajes de las entrevistas, como también a guardar una cautelosa espera, antes de que fraguaran mínimamente aquellos testimonios. Sin embargo, este ejercicio pudo haber resultado en vano, considerando que los procesos sociales y políticos nunca pueden declararse concluidos, ni tampoco darse como hechos superados, consolidados y perdurables por tiempo indefinido. Aunque parezca una tautología, la historia nos enseña que los procesos sociales y políticos son el resultado de la acción humana que cotidianamente lucha consigo misma y con su entorno para intentar clavar el statu quo y para resistir el paso del tiempo, pero también para impulsar cambios, enfrentar nuevos desafíos y vivir nuevas experiencias. Tales intentos son el resultado de una ontología dinámica, díscola, curiosa, intrépida, contradictoria, inconformista, imprecisa y errática. Esa naturaleza humana confronta su afán de permanencia y seguridad, matizada con una permanente búsqueda de lo nuevo, en medio de un mundo cambiante y no pocas veces hostil. Esa misma naturaleza que hace dos milenios y medio Heráclito la describió como un río para reflejar su realidad. Esto es, que nada es permanente y que todo se transforma. Por más que algunos se esfuercen en congelar la realidad y también conservar los sistemas sociales, basados en tal o cual institucionalidad, tarde o temprano terminan resistiendo los cambios, o subiéndose a ellos para adaptarse a los nuevos tiempos.