Читать книгу Estudios sobre la psicosis. Nueva edición reescrita y ampliada онлайн

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De este modo se engranan en el psicoanálisis todos aquellos puntos de vista tan comunes para los antiguos, como he evocado a propósito de Epicteto, Séneca, Marco Aurelio y el propio Cicerón. Uno de los más hermosos pasajes donde se aprecia la sobriedad del gesto ético de Freud se halla en la respuesta con la que acusa recibo de las quejumbrosas palabras de la joven Dora. Narra ésta al Profesor un conjunto de lamentos, reproches y reivindicaciones relativas al cariño de su padre, un antiguo paciente suyo que por entonces se hallaba complicado en tejemanejes amorosos con la Sra. K., una mujer también casada. Pues bien, las palabras que Dora recibió por respuesta la confrontaron directamente con el papel que adoptaba en el drama del que tanto se quejaba: Todo lo que acaba de contarme, todo ese embrollo en el que está metida, ¿acaso no es algo en lo que usted también ha participado? Y así era, ciertamente, pues con gran complacencia Dora facilitaba los encuentros del padre con la mencionada señora, haciéndose cargo incluso del cuidado de los hijos de ella, etc.

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