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¡Viva la familia Berlusconi!

En Italia, el financiamiento privado de la democracia no estuvo regulado sino hasta tiempos recientes —paradójicamente, al mismo tiempo que su financiamiento público era puesto en duda—, con la introducción, en 2013, de límites al monto de las donaciones que individuos y empresas están autorizados a hacer, así como una obligación de transparencia.21

Así, para el periodo 2014-2016 en Italia, puedo examinar, a partir de las cuentas de los partidos políticos, la concentración de las donaciones. En efecto, los partidos deben reportar cada año toda donación mayor de 5 mil euros.22 Aquí tomo en cuenta todas las donaciones entre 5 mil y 100 mil euros, pues esta última cifra es el monto máximo autorizado. Sin embargo, nótese, desde el presente, que puede ser relativamente fácil jugar con ese límite. En la familia “¿Y si reventamos el tope?”, o sea los Berlusconi, papá Silvio estaba muy contrariado por no poder donar muchos millones a su partido en años electorales.23 En 2015, no menos de seis Berlusconi aportaron el máximo —100 mil euros— a Forza Italia: Silvio, por supuesto, pero también Eleonora, Barbara y Marina, las hijas, así como Luigi, el hijo, y Paolo, el hermano. Y otra vez en 2016, para una parte de la familia. Por si no fuera suficiente, la empresa familiar, Fininvest, aportó también hasta 100 mil euros en 2015, y en 2016 hizo gala de economía donando sólo 99900 euros.

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