Читать книгу El pensamiento crítico desde Sudamérica. Tres años de "Huellas de Estados Unidos" онлайн

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En sucesión con Fantasía (1940), donde la banda sonora aparece como un personaje y se mueve como un resorte para dar cuenta de la música, algunos instrumentos clásicos y otros locales cobran animación y bailan al ritmo de Carmen, en una escena que podría prefigurar el manoseado “realismo mágico” que fue el producto for export de la literatura sesentista del continente. Contra la singularidad que distingue a Donald, Pepe Carioca es apenas una muestra de la variedad brasileña y no una identidad constituida; de allí que se multiplique. A la vez, impregnándose de las dimensiones de su país, también se agiganta. Simpático y afable, tal el “hombre cordial” que Sérgio Buarque de Holanda define como el tipo de Brasil,ssss1 Carioca acompañará a Donald a abrir el tercer paquete, que reclama otro desplazamiento, esta vez hacia México. Nuevamente los instrumentos animados se harán cargo de la música, que repone el título de un corrido y una película mexicana: “Ay Jalisco no te rajes”. Panchito parece ser jaliscience; su traje y su sombrero son típicos, lleva espuelas y reparte indumentaria entre los recién llegados para que se conviertan efectivamente en “Los tres caballeros” convocados por la canción de los mariachis: “Nadie es igual a nosotros”, sostienen los aliados fundamentales durante la guerra; “donde va el primero van siempre los otros”, declaran antes de proceder al tiroteo que parece de rigor en las tierras de los pistoleros como el otro Pancho, Villa, que también sedujo a algunos norteamericanos como a los periodistas John Reed y Carleton Beals. Pero no hay que confundir alianza con identidad: por eso mientras Carioca y Panchito tocan guitarras, Donald se distingue con un contrabajo.

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