Читать книгу Nuestra asignatura pendiente онлайн

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La escritora, con las mejillas encendidas, dio un sorbo al vaso de agua mientras la moderadora daba la charla por iniciada. La primera pregunta fue para ella.

Miranda notó que le temblaba un poco el pulso; aunque siempre le pasaba en los segundos previos a una presentación. Respiró hondo e impostó la voz para responder. Enseguida se tranquilizó y empezó a disfrutar del evento.

Kyle percibió el nerviosismo inicial de Miranda, aunque al cabo de unos segundos pareció tranquilizarse y, mientras hablaba de un tema que se notaba que la apasionaba, un aura mágica la rodeó y arrastró a Kyle sin piedad.

Recordó cuando, de pequeños, Milly le relataba historias fantásticas que se inventaba en el momento, propiciadas por cualquier impulso que le pusiera en marcha la imaginación. Y se sintió inmensamente feliz al descubrir que no había dejado morir ese don maravilloso con el que había nacido y que se había convertido en los cimientos de una exitosa carrera. Se la notaba radiante, plena.

Al volver a verla, tenerla tan cerca y respirar su poderosa energía, Kyle cayó en la cuenta de que dieciséis años no habían sido suficientes para olvidarla. Su cuerpo, su mente y su corazón la habían reconocido de inmediato, y ahora reaccionaban ante su presencia. La reclamaban como si el tiempo no hubiese pasado, como si sus errores no se hubiesen interpuesto entre los dos.

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