Читать книгу Nuestra asignatura pendiente онлайн

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—Kyle… —susurró.

—¿Cómo estás, Milly?

Se quedaron unos segundos en silencio.

—Bien —respondió, por fin, y después sonrió por lo ridícula que le resultaba la escena. Se saludaron como si fueran dos amigos que se acababan de encontrar por la calle un día cualquiera de una semana cualquiera. Sin embargo, la situación distaba un abismo de ser rutinaria, además de que ya no eran amigos; al menos ya no—. ¿Qué haces aquí, Kyle? —le preguntó con voz cansada.

—Cuando lo leí… —explicó señalando el libro—, retrocedí dieciséis años. Nos vi en Holland Park, en el jardín japonés de Kyoto y en el mercadillo de Portobello. Recordé la conexión que había entre nosotros, lo que sentíamos… todo. Reviví lo nuestro, Milly.

—Kyle, nunca hubo un «lo nuestro» —lo interrumpió con firmeza y minimizando adrede media vida de amistad—. Podría haber pasado algo entre nosotros, pero acabó antes de que le diera tiempo a empezar —completó haciendo referencia al breve romance que habían compartido.

—Aunque digas que no le dio tiempo a empezar, te aseguro que sí lo hizo, Emily, y fue precioso —replicó ignorando sus palabras—. Hace dieciséis años me resigné a perderte y, durante todo este tiempo, he vivido como anestesiado. Pero tu relato me ha hecho despertar de golpe y me he dado cuenta de que podríamos haber resuelto las cosas de otra manera. ¿Por qué tuvimos que distanciarnos?

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