Читать книгу Nuestra asignatura pendiente онлайн

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Observó el panel, donde había tres mujeres y dos hombres, aunque ninguna era a quién esperaba ver. Se inquietó aún más. No había prestado atención al nombre de esos autores, así que empezó a preguntarse si se habría equivocado y si ese relato que había leído no estaba basado en su historia, sino que simplemente se trataba de una extraña coincidencia.

«¡No! ¡No puede ser!», se dijo. «Los hechos que se relatan en el libro son exactamente como los recuerdo, y las palabras… No puede tratarse de una coincidencia».

Frustrado y enfadado consigo mismo por su absurdo comportamiento, decidió que ya era hora de irse y acabar de una vez por todas con ese asunto, pero entonces la coordinadora anunció a Miranda Darcy.

La adrenalina le recorrió el cuerpo con la fuerza de un tsunami.

Kyle se quedó quieto, con la mirada fija hacia delante. Lo primero que vio fue su espalda. Con un andar delicado y envuelta en un vestido vaporoso de color salmón que llevaba ajustado a la cintura con un fino cinturón marrón y dorado, se dirigió hacia el escenario. El pelo le caía en cascada sobre los hombros. Kyle quería verle la cara, pero no llegaba a hacerlo desde donde estaba, en la última hilera de sillas. La ansiedad se apoderó de él durante unos segundos hasta que, como si la escena se desarrollara a cámara lenta, consiguió distinguirle el perfil y, finalmente, la cara cuando se giró hacia el público y se sentó en la mesa con los demás autores. Entonces, Kyle sintió que la librería se llenaba de luz y colores.

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