Читать книгу Si persisten las molestias. Noticias de algunos casos de ceguera ilustrada онлайн
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A pesar de que los Zetas se convirtieron en la encarnación de todo lo que debía ser eliminado, el modelo de organización delictiva militarizada que los caracterizó, lejos de ser una anomalía, se volvió común a prácticamente todos los grupos. Las milicias reclutadas entre ex militares, ex policías, pandilleros, migrantes o simplemente jóvenes con un gusto por las armas y las drogas se volvieron una verdadera clase trabajadora de la violencia de la que todos echaron mano. A medida que se fortalecieron las identidades grupales –con toda la parafernalia de nombres, insignias, uniformes y música que ahora vemos–, también se consolidaron las formas colectivas de sospecha y enemistad. Esto no desplazó las formas tradicionales de identidad regional, linaje y asociación por parentesco; al contrario, en algunos casos estas se han fortalecido, pero se volvieron la prerrogativa de una élite de capos y dueños de los medios de producción de la violencia, los señores, como se ha vuelto común llamarles. Menos de diez años bastaron para que nacieran linajes locales, alimentados en parte por el duelo de todos los que han muerto en estos años.