Читать книгу Por un futuro rural. Innovación, renacimiento rural y nuevos itinerarios de desarrollo en la Argentina онлайн
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La segunda razón es la aceptación generalizada, y bendecida por múltiples actores públicos y privados, de que más allá del impacto negativo que el modelo superproductivista pudiera tener sobre los territorios rurales, el país debe consolidar aún más la lógica del aumento de la producción y las exportaciones, ya que las divisas generadas por las diferentes actividades del mundo rural (agropecuarias, mineras, forestales) son cada vez más necesarias. Existiría una clara aceptación de que lo rural es un territorio de sacrificio que le permitiría al país generar los recursos necesarios para entrar al mundo del desarrollo.
La tercera razón es de carácter político. De manera sistemática, las políticas y los recursos fiscales se orientan mayormente a solucionar los problemas urbanos, ya que es allí donde radican los mayores conflictos políticos y de gobernanza y donde se construye el poder electoral. Las políticas públicas para los territorios rurales no han logrado impulsar mejoras en la calidad de vida de sus habitantes, pues en definitiva el desarrollo de los territorios rurales no ha ocupado un lugar destacado en la agenda política argentina. Se mira a la ciudad (y a la industria) como único objeto de política pública; lo rural sigue siendo claramente residual, solo un lugar de donde extraer recursos, lo que consolida el histórico círculo vicioso de sacar de un lado (los espacios rurales) para poner en otro (las ciudades), cuya única consecuencia es consolidar la lógica de concentración de población y de desequilibrios territoriales del país.