Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн

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Lógicamente, como ya había visto cómo esa chica se chupaba la polla de aquel tío y como también vi algo de lo que Michael y Wilmar me enseñaron, esta vez lo quería hacer yo.

Sabía que no tenía experiencia, pero no lo debí hacer tan mal, porque el chico empezó a gemir poco a poco y sentí que era placer, me gustaba tener esa sensación de tener su polla dura en mi boca, chupar ese capullo fue muy rico, pude sentir cómo su polla se corría en mi boca y sentir la leche caliente, que al principio fue desagradable, pero al final me acostumbré a su olor y sabor y me la tragué por completo, hasta dejársela limpia, poco a poco fui viendo como regresaba a ponerse blanda.

Desde ese momento empezó una complicidad entre los dos, yo cada vez después de llegar del colegio y hacer mis tareas me iba a su habitación solo para mamársela, ya el juego no me importaba nada, me daba más placer jugar con su polla y dejar que él me metiera sus dedos en mi culo y aunque al principio me dolía, luego entraban con mucha facilidad, quizás porque me gustó, o porque ya estaba dando señales de tener un buen culo para que me lo follaran.


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