Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн

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Una vez estando solo, me dijo que si quería hacer algo y le dije que sí. Ellos tenían una perra llamada Katy, no sabía bien que pasaría, pero lo que vi luego fue aún mucho más morboso. Su perra quizás estaba ya acostumbrada porque la noté muy tranquila, pude ver que él se puso un plástico en la polla, le puso saliva y al coño de la perra también y poco a poco vi como su polla entraba en aquel coño y su perra ni se mosqueaba, luego se la folló de una manera que la perra empezó a hacer unos chillidos extraños.

Luego le puso un plástico a la mía y me dijo que hiciera lo mismo y lo hice. Y mientras me follaba a aquella perra, él se masturbaba para luego correrse entre mi polla y el coño de su perra. Después me dijo que parara. Al sacársela vi como la perra se lamía el coño y a la vez su leche, eso para mí fue muy morboso.

Así transcurrió un tiempo, yo seguí entrado a su habitación, hasta que un día su madre le pidió a mi madre que nos teníamos que ir de allí. Seguro que su madre sospechaba algo, pero aun así no hubo problema, ya que yo nunca dije nada, porque era evidente que estaba encantado de chupar aquella polla. Mi madre encontró otra habitación en casa de una familia conocida, allí teníamos una habitación pequeña y esta vez estábamos con chicos de nuestra edad.


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